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LA ORILLA DEL MAR

Actualizado: 21 oct 2019



En ocasiones nuestros ojos se convierten como la orilla del mar, el lugar donde reposan las lágrimas que son emitidas por el corazón, ¿Cierto? Es que nuestra fragilidad nos hace ver grandes tormentas que son avistadas como las noches más negras en medio del océano, las cuales se convierten en nuestros miedos más destructivos.


En mí estas lágrimas generan más que miedo, les confieso que en mi mente me veo tan pequeña de poder llegar a una isla donde logre descanso, que en cualquier lugar donde me encuentre lloró porque me siento impotente, porque no quiero fallarle a Dios, porque quiero seguir adelante, porque en ocasiones no logró tomar una decisión radical que corte con ese sentimiento, pero es justo en ese momento que pienso en Cristo, porque Él ha sido bueno y me ha permitido ser fuerte en los momentos, que sé que no podría sin su mano ayuda.


Jesús es lo más lindo porque se hace pequeño para comprenderte y ayudarte, ¿lo entiendes querido lector? En el Génesis y en Oseas el Señor indica que a Él también le dolió su corazón por las múltiples decisiones que tomaron varios seres humanos. ¿Ves? Dios realmente se pone en nuestros zapatos para darnos su protección y ayuda. “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3)


Entiendo lo que puedes estar pasando porque lo he vivido mucho, créeme, pero en cada momento en el que mi corazón (o alma) y cuerpo no pueden más, su Espíritu Santo me guía, me sostiene y me saca de ese lugar. Sé que puedes estar muy triste, apunto de apartarte, a punto de entregar el cargo, a punto de salir corriendo porque no es la carrera universitaria que quieres, a punto de terminar tu relación sentimental, a punto de renunciar al trabajo o apunto de ...(Solo Dios y tú saben)… Pero a esto quiero decirte que Job, el patriarca, cuando paso todas las dificultades, tristezas y decepciones pensadas, le dijo al Señor: “De oídas te conocía, mas ahora mis ojos te ven” (Job 42:5)


Es decir, que en esos momentos donde la tormenta y las olas son las más fuertes, logramos conocer lo que nunca imaginamos de Jesucristo y de su amor. Créeme Cristo es el ser más lindo y maravilloso de este mundo y quiere ser el faro que ilumine tu navegar, además quiere ser quien reciba esas lágrimas en la orilla del mar.

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